Guía Legionella. Capítulo 13: Otras instalaciones que acumulen agua y puedan producir aerosoles

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1. INTRODUCCIÓN

Dentro del ámbito de aplicación del Real Decreto 865/2003, de 4 de julio, por el que se establecen los criterio higiénico-sanitarios para la prevención y control de la legionelosis figuran, como concepto genérico, en el art. 2.h “Otros aparatos que acumulen agua y puedan producir aerosoles”, catalogados como una instalación de “menor probabilidad de proliferación y dispersión de Legionella”. Este apartado contempla cualquier tipo de instalación que no haya sido específicamente descrita, pero en la cual se pulverice el agua y se puedan producir aerosoles.

Dentro de este concepto podrían incluirse, por ejemplo, algunos sistemas de limpieza mediante agua a presión, parques con atracciones acuáticas, equipos de lavado de gases, etc.

Algunas de estas instalaciones como, por ejemplo, los túneles de lavado, están tan extendidas que se ha considerado que debían disponer de un capítulo propio; no obstante para el resto de instalaciones no contempladas en ninguno, se ha desarrollado éste genérico que puede utilizarse como referencia sobre los criterios generales que deben tenerse en consideración para el cumplimiento del Real Decreto 865/2003.

2. EVOLUCIÓN TÉCNICA

El agua es el compuesto químico más abundante en la naturaleza y también es el disolvente universal más utilizado.

Su pulverización y/o aerosolización se aplica cada vez con mayor frecuencia en aplicaciones tecnológicas para disolver sustancias, por ejemplo, en aplicaciones de limpieza o en torres de absorción de gases; asimismo, el uso cotidiano del agua comporta un número cada vez más elevado de instalaciones en las cuales se puede producir su aerosolización.

3. DESCRIPCIÓN

En toda instalación que acumule agua y pueda producir un aerosol generalmente se deben contemplar los siguientes elementos:

a) Aporte de agua

El agua de aporte al sistema puede ser agua de red de consumo humano u otro tipo de agua no potabilizada como, por ejemplo, de pozo, subterránea, residual depurada, etc.

b) Acumulación

Generalmente la instalación dispondrá de un depósito de acumulación de agua previo a su envío a consumo.

c) Distribución y recirculación del agua

Comprende toda la red de distribución de agua. En algunos casos puede incluir un circuito de recirculación para su reutilización y/o tratamiento.

d) Elementos de aerosolización

En este concepto se incluyen todos los elementos que son capaces de producir un aerosol. Generalmente se tratará de boquillas pulverizadoras, no obstante, en algunos casos el aerosol puede producirse por otros procedimientos (por ejemplo, en parques de atracciones acuáticas, por impactos sobre la superficie del agua).

4. CRITERIOS TÉCNICOS Y PROTOCOLOS DE ACTUACIÓN

Los criterios básicos de actuación se deben basar en controlar y garantizar la calidad microbiológica en el agua de consumo, conservar en perfecto estado la red de distribución evitando procesos de incrustaciones calcáreas y/o corrosión y en realizar un mantenimiento de la instalación que incluya la limpieza y, si es preciso, la desinfección de las partes más susceptibles de contaminación.

a) Aporte de agua

El agua de red cumple con la legislación vigente y posee generalmente un desinfectante residual que las protege de la contaminación microbiológica.

Cuando se utiliza agua cuya calidad microbiológica no está garantizada, por ejemplo, aguas de pozo, aguas subterráneas o residuales depuradas no potabilizadas (redes secundarias), debe establecerse un tratamiento previo que permita garantizar la calidad microbiológica del agua de aporte al sistema.

b) Acumulación del agua

En todas aquellas instalaciones donde exista un depósito de acumulación se debe tener presente que los gases disueltos en el agua (cloro y dióxido de carbono) se irán evaporando progresivamente hasta que desaparezcan por completo. Este efecto se acentuará en épocas de altas temperaturas.

Si se utiliza cloro como desinfectante, aunque el agua de aporte se suministre clorada, es imprescindible realizar un control y una regulación del valor de cloro residual y ajustar dicho valor en caso necesario, para poder garantizar la desinfección del agua (ver capítulo 2 Agua Fría de Consumo Humano).

c) Distribución y recirculación del agua

La red de distribución de agua puede ser un circuito sin recirculación donde todo el volumen del agua fluye cuando hay consumo, o bien un circuito con recirculación en el que existe un aporte periódico de agua cuando hay consumo.

Un circuito sin recirculación ofrece un menor riesgo de desarrollo de microorganismos y de formación de incrustaciones calcáreas y/o corrosión.

En un circuito donde el agua recircula puede producirse una concentración progresiva de las sales disueltas lo cual favorece la formación de incrustaciones calcáreas y de procesos de corrosión (ver capítulo 4 Torres de refrigeración y Condensadores evaporativos). Por otra parte, también aumenta el contenido de partículas en suspensión que, conjuntamente, con los depósitos calcáreos y los subproductos de corrosión, contribuyen a la formación de biocapas donde puede desarrollarse Legionella.

d) Elementos de aerosolización

Cuando existan boquillas pulverizadoras, debe considerarse que la presencia en el agua de partículas en suspensión y/o incrustaciones calcáreas puede ocasionar su obstrucción total o parcial. Asimismo, debe controlarse la presión del agua ya que si es excesiva aumenta el nivel de aerosolización.

4.1 Fase de diseño

En la fase de diseño deben considerarse siempre los siguientes conceptos:

4.1.1 Aporte de agua

Cuando se utiliza agua cuya calidad microbiológica no está garantizada debe establecerse un tratamiento previo de desinfección.

La desinfección del agua puede realizarse en un depósito previo para permitir el tiempo de contacto necesario mediante un biocida autorizado, un sistema físico o físico-químico. Si no existe, ni es factible construir un depósito intermedio, se debe realizar como mínimo una desinfección en continuo (física o físico-química) en la tubería de aporte.

4.1.2 Acumulación de agua

Si existe acumulación de agua, se debe garantizar que ésta mantenga su calidad microbiológica hasta su consumo.

Si es preciso se debe establecer un circuito de recirculación con un control automático de la concentración de cloro o cloro/pH (ver capítulo 2 Agua Fría de Consumo Humano).

Se debe asegurar la existencia de un sistema de drenaje que permita el vaciado completo y la limpieza del depósito de acumulación.

Es preferible, siempre que sea posible, instalar dos o más depósitos en paralelo para permitir la limpieza de uno mientras el otro, o los demás, están en servicio.

4.1.3 Distribución y/o recirculación del agua

Los materiales constitutivos del circuito hidráulico deben resistir la acción agresiva del agua y del cloro u otro desinfectante utilizado, con el fin de evitar procesos de corrosión. Se evitarán los materiales que favorezcan el desarrollo de bacterias y hongos como el cuero, madera, fibrocemento, hormigón o los derivados de celulosa.

Se debe garantizar la correcta circulación del agua evitando su estancamiento y la presencia de zonas muertas.

Se debe disponer de suficientes puntos de purga para vaciar completamente la instalación y permitir la eliminación completa de los sedimentos. Todos los equipos deben ser fácilmente accesibles para su inspección, limpieza, desinfección y toma de muestras.

En las instalaciones con circuito de recirculación se debe instalar un tratamiento que permita garantizar la calidad microbiológica del agua el cual, generalmente, constará de un sistema de filtración para eliminar las partículas en suspensión y de un sistema de desinfección físico, físico-químico o químico autorizado.

Asimismo, cuando existe un circuito de recirculación se debe valorar la posibilidad de que se produzca una concentración de sales en el agua de recirculación. Si es precio se realizará una tratamiento adecuado para evitar la formación de incrustaciones calcáreas y el desarrollo de procesos de corrosión (ver capítulo 4 Torres de refrigeración y Condensadores evaporativos).

4.1.4 Elementos de aerosolización

Los sistemas se diseñarán cuidando que sus elementos de aerosolización sean fácilmente accesibles para su limpieza y mantenimiento. El diseño de la instalación debe considerar asimismo su aislamiento del exterior para disminuir la salida de aerosoles al medio.

Cuando existan boquillas pulverizadoras, la presión del agua del circuito se ajustará a sus especificaciones técnicas.

Si es preciso se instalarán reductores de presión.

4.2 Fase de instalación y montaje

Los equipos se instalarán según un esquema de instalación y se verificará siempre la estanqueidad del circuito y la ausencia de fugas. Debe preverse que los materiales de construcción sean resistentes al biocida utilizado y al resto de productos químicos que se aditiven.

Hay que prevenir la formación de zonas con estancamiento de agua que pueden favorecer el desarrollo de la bacteria. Durante la fase de montaje se evitará la entrada de materiales extraños. En cualquier caso el circuito de agua deberá someterse a una limpieza y desinfección previa a su puesta en marcha. La temperatura del agua fría debe ser, siempre que las condiciones climatológicas lo permitan, inferior a 20ºC. Evitar instalar las tuberías de agua fría cerca de las de agua caliente, de focos de calor o donde reciba la radiación solar directa.

Cuando sea necesario se debe instalar un sistema de válvulas de retención, según la norma UNE-EN 1717, que evite retornos de agua, para evitar mezclas de agua de diferentes circuitos, calidades o usos.

Los equipos de tratamiento del agua instalados así como los posibles depósitos de agua intermedios, serán fácilmente accesibles para su mantenimiento, limpieza y control.

4.3 Fase de vida útil: Mantenimiento de la instalación

Para el mantenimiento de la instalación, se elaborarán y aplicarán programas higiénico-sanitarios adecuados a sus características que incluirán el esquema de funcionamiento hidráulico y la revisión de todas sus partes para asegurar su correcto funcionamiento. Los programas incluirán como mínimo la limpieza y, si procede, la desinfección de la instalación. Las tareas realizadas deberán consignarse en el registro de mantenimiento.

La periodicidad de la limpieza de estas instalaciones se debe determinar en función de la Evaluación del Riesgo y será de, al menos, una vez al año; no obstante, la autoridad sanitaria competente, en caso de riesgo para la salud pública podrá decidir la ampliación de estas medidas.

Para llevar a cabo el programa de mantenimiento se realizará una adecuada distribución de competencias para su gestión y aplicación, entre el personal especializado de la empresa titular de la instalación o persona física o jurídica en quien delegue, facilitándose los medios para que puedan realizar su función con eficacia y un mínimo de riesgo.

Todo el personal que trabaje en operaciones de mantenimiento higiénico-sanitario, pertenezca a una entidad o servicio externo contratado o bien sea personal propio de la empresa titular de la instalación, debe disponer de un nivel de conocimientos suficientes para realizar esta función y debe haber superado el curso de formación indicado en la Orden SCO/317/2003.

4.3.1 Criterios de funcionamiento

Evitar prolongados períodos de paro ya que favorecen el estancamiento del agua y la proliferación de microorganismos. Renovar periódicamente el agua y vaciar la instalación cuando se halle parada durante un periodo de tiempo prolongado.

En las zonas donde pueda acumularse suciedad, purgar al menos semanalmente las válvulas de drenaje, dejando correr el agua unos minutos.

Si existen equipos y aparatos en reserva, se deben usar con la frecuencia necesaria para evitar el estancamiento del agua en su interior. En caso de que no se utilicen, se mantendrán vacíos y se limpiaran y desinfectaran previamente a su puesta en funcionamiento.

4.3.2 Revisión

En la revisión de una instalación se comprobará su correcto funcionamiento y su buen estado de conservación y limpieza. Cuando existan boquillas de pulverización, la inspección visual de la forma de pulverización indicará si existen obstrucciones en ellas.

La revisión general del funcionamiento de la instalación, incluyendo todos los elementos, así como los sistemas utilizados para el tratamiento del agua, se realizará con la siguiente periodicidad (tabla1).

Se revisará el estado de conservación y limpieza, con el fin de detectar la presencia de sedimentos, incrustaciones, productos de la corrosión, lodos, algas y cualquier otra circunstancia que altere o pueda alterar el buen funcionamiento de la instalación. Si se detecta algún componente deteriorado se procederá a su reparación o sustitución.

Los parámetros que figuran en la tabla 2 se determinarán cuando exista depósito de acumulación o en aguas cuya calidad microbiológica en el aporte no esté garantizada.

Se incluirán, si fueran necesarios, otros parámetros que se consideren útiles en la determinación de la calidad del agua o de la efectividad del programa de tratamiento de la misma.

Todas las determinaciones deben ser llevadas a cabo por personal experto y con sistemas e instrumentos sujetos a control de calidad, con calibraciones adecuadas y con conocimiento exacto para su manejo y alcance de medida.

Los ensayos de laboratorio se realizarán en laboratorios acreditados o que tengan implantados un sistema de control de calidad. En cada ensayo se indicará el límite de detección o cuantificación del método utilizado.

4.3.3 Protocolo de toma de muestras

El punto de toma de muestra en la instalación es un elemento clave para asegurar la representatividad de la muestra, en la tabla 3 se incluyen algunas pautas a tener en consideración para cada uno de los parámetros considerados.

Hay que tener en cuenta que estas recomendaciones son generales y que el punto de toma de muestras dependerá en muchos casos del diseño, de las características de la instalación y otros factores que se determinarán en función de la evaluación del riesgo, por lo que este aspecto deberá tenerse en cuenta a la hora de realizar dicha evaluación.

4.3.4 Limpieza y desinfección

Durante la realización de los tratamientos de desinfección se han de extremar las precauciones para evitar que se produzcan situaciones de riesgo entre el personal que realice los tratamientos como todos aquellos ocupantes de las instalaciones a tratar.

En general, para los trabajadores, se cumplirán las disposiciones de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y su normativa de desarrollo. El personal deberá haber realizado los cursos autorizados para la realización de operaciones de mantenimiento higiénico-sanitario para la prevención y control de la legionelosis, Orden SCO 317/2003 de 7 de febrero.

Se pueden distinguir tres tipos de actuaciones en la instalación:

• Limpieza y programa de mantenimiento
• Limpieza y desinfección de choque
• Limpieza y desinfección en caso de brote

Los criterios que se exponen a continuación deben considerarse como genéricos para instalaciones de menor probabilidad de proliferación y dispersión de Legionella. En determinadas instalaciones pueden aplicarse criterios de otros capítulos (Fuentes Ornamentales, Agua Fría de consumo humano, Lavado de Vehículos, etc.) que se adapten mejor a las características de la instalación.

4.3.4.1. Limpieza y programa de mantenimiento

La limpieza y el programa de mantenimiento tienen como objeto garantizar que la instalación se encuentre en un correcto estado de higiene durante su funcionamiento habitual.

Se corresponderá con los programas de tratamiento especificados en el artículo 8.2 Real Decreto 865/2003 para las instalaciones de menor probabilidad de proliferación y dispersión de Legionella.

La desinfección en estas instalaciones no es prioritaria dentro de los programas de mantenimiento higiénicosanitario, más enfocados al control de la instalación mediante tareas de limpieza. No obstante, en caso de que la calidad microbiológica del agua no esté garantizada o de que la evaluación del riesgo aconseje realizar este tipo de tratamiento, deberán instalarse sistemas de desinfección en continuo. Si se utilizan desinfectantes éstos estarán debidamente autorizados.

4.3.4.2. Limpieza y desinfección de choque

Estas instalaciones se limpiarán y desinfectarán cuando se pongan en marcha por primera vez, tras una parada superior a un mes, tras una reparación o modificación estructural, cuando una revisión general así lo aconseje y cuando así lo determine la autoridad sanitaria.

Si existen boquillas pulverizadoras deben ser desinfectadas como mínimo anualmente. Esta desinfección puede hacerse periódicamente y en forma rotativa desmontándolas y sumergiéndolas en una disolución que contenga 20 mg/l de cloro residual libre durante 30 minutos aclarando posteriormente con agua fría. Es posible, asimismo, utilizar un biocida alternativo autorizado siguiendo las instrucciones del fabricante. Anualmente se deberán haber desinfectado todas las boquillas.

Alternativamente también sería posible realizar la desinfección introduciendo en toda la red (por ejemplo, a baja presión para que no exista pulverización) una solución que contenga 20 mg/l de cloro residual libre (u otro biocida alternativo), dejarla actuar durante 30 minutos y purgar posteriormente esta solución. En el caso de que existan depósitos intermedios en la instalación, éstos deberán ser vaciados, limpiados y, si procede, desinfectados.

4.3.4.3. Limpieza y desinfección en caso de brote

Detener el funcionamiento de la instalación.

Si existen depósitos de acumulación deberán ser vaciados, limpiados y desinfectados.

Llenar todo el circuito con agua que contenga 20 mg/l de cloro residual libre durante 30 minutos manteniendo del pH entre 7 y 8.

En caso necesario, añadir biodispersantes capaces de actuar sobre la biocapa, y/o anticorrosivos compatibles en cantidades adecuadas.

Una vez realizada la desinfección la solución desinfectante se neutralizará, se tratara el agua adecuadamente y se conducirá a desagüe, aclarándose el sistema con agua limpia.

Si existen boquillas pulverizadoras, desmontarlas y desinfectarlas sumergiéndolas en una disolución que contenga 20 mg/l de cloro residual libre durante 30 minutos aclarando posteriormente con agua fría.

Los elementos exteriores difíciles de desmontar o sumergir, se cubrirán con un paño limpio impregnado en una disolución que contenga 20mg/l de cloro residual libre durante 30 minutos aclarando posteriormente con agua fría.

4.3.5 Criterios de valoración de resultados

En la tabla 4, se relacionan los distintos parámetros a medir con su valor de referencia y las acciones correctoras que pueden adoptarse en caso de desviación de los mismos.

4.3.6 Resolución de problemas asociados a la instalación

Los principales problemas que pueden presentarse son la contaminación microbiológica del agua, la formación de biocapas y la presencia de procesos de incrustación y/o corrosión.

Para evitar la contaminación microbiológica, en los depósitos de acumulación se debe evitar el estancamiento del agua y garantizar su desinfección cuando se envía a consumo.

Si los controles analíticos detectan una contaminación microbiológica importante, es aconsejable aumentar la frecuencia de vaciado y limpieza de la instalación.

Para la prevención de biocapas y para mantener el circuito en correcto funcionamiento se debe evitar la entrada de partículas en suspensión y la formación de incrustaciones calcáreas y procesos de corrosión.

Cuando existen boquillas de pulverización, la presencia de partículas en suspensión o de incrustaciones calcáreas, pueden producir su obstrucción. Si se detecta una frecuencia muy importante de obstrucción de las boquillas, es aconsejable instalar un tratamiento adecuado en el agua de aporte (ver capítulo 2 Agua Fría de Consumo Humano).

En los circuitos donde existe recirculación pueden acumularse lodos y fangos. Si es necesario, instalar un sistema de filtración y/o aumentar el caudal de renovación de agua. Si se observa la presencia de algas, puede añadirse un alguicida compatible con las características del circuito.

En los circuitos con recirculación en los cuales, por evaporación del agua, se concentren las sales disueltas, se deberá renovar el agua con la frecuencia adecuada para evitar una concentración excesiva de sales.

4.3.7 Descripción de registros asociados a las instalaciones

Se dispondrá en estas instalaciones de un Registro de Mantenimiento donde se deberá indicar:

• Esquema del funcionamiento hidráulico de la instalación.
• Operaciones de revisión, limpieza, desinfección y mantenimiento realizadas incluyendo las inspecciones de las diferentes partes del sistema.
• Análisis realizados y resultados obtenidos.
• Certificados de limpieza y desinfección.
• Resultado de la evaluación del riesgo.

El contenido del registro y de los certificados del tratamiento efectuado deberán ajustarse al Real Decreto 835/2003.

No obstante en este capítulo se recoge un modelo de registro de mantenimiento (anexo 1).

5. EVALUACIÓN DEL RIESGO DE LA INSTALACIÓN

El riesgo asociado a cada sistema concreto es variable y depende de múltiples factores específicos relacionados con la ubicación, tipo de uso, estado, etc.

5.1 Criterios para la evaluación del riesgo

La evaluación del riesgo de la instalación se realizará como mínimo una vez al año, cuando se ponga en marcha la instalación por primera vez, tras una reparación o modificación estructural, cuando una revisión general así lo aconseje y cuando así lo determine la autoridad sanitaria.

La evaluación del riesgo de la instalación debe ser realizada por personal técnico debidamente cualificado y con experiencia, preferiblemente con titulación universitaria de grado medio o superior y habiendo superado el curso homologado tal como se establece en la Orden SCO/317/2003 de 7 de febrero por el que se regula el procedimiento para la homologación de los cursos de formación del personal que realiza las operaciones de mantenimiento higiénico-sanitaria de las instalaciones objeto del Real Decreto 865/2003.

Las tablas 5, 6 y 7 que figuran a continuación permiten determinar los factores de riesgo asociados a cada instalación. Las tablas comprenden factores estructurales asociados a las características propias de la instalación; factores de mantenimiento asociados al tratamiento y al mantenimiento que se realiza en la instalación; y factores de operación, asociados al funcionamiento de la instalación.

En cada tabla se indican los criterios para establecer un factor de riesgo “BAJO”, “MEDIO” o “ALTO” así como posibles acciones correctoras a considerar.

La valoración global de todos estos factores se determina con el “Índice global” que figura a continuación de la tabla 8. Este Índice se calcula para cada grupo de factores (estructural, mantenimiento y operación) a partir de las tablas anteriores y se establece un valor global ponderado.

El Índice global permite la visión conjunta de todos los factores y facilita la decisión sobre la necesidad y la eficacia de implementar acciones correctoras adicionales en función de las características propias y específicas de cada instalación.

Este algoritmo es un indicador del riesgo, que en cualquier caso siempre debe utilizarse como una guía que permite minimizar la subjetividad del evaluador pero que no sustituye el análisis personalizado de cada situación concreta.

Independientemente de los resultados de la evaluación de riesgo, los requisitos legales de cualquier índole (Real Decreto 865/2003 u otros que le afecten) relativos a estas instalaciones, deben cumplirse.

La evaluación del riesgo incluirá la identificación de los puntos idóneos para la toma de muestras. Asimismo, se valorará la necesidad de tomar muestras del agua de aporte.

Los criterios que se exponen a continuación deben considerarse como genéricos para instalaciones de menor probabilidad de proliferación y dispersión de Legionella. En determinadas aplicaciones pueden aplicarse criterios de otros capítulos que se adapten mejor a las características de la instalación (por ejemplo, en equipos de limpieza con agua a alta presión, podrían aplicarse los conceptos detallados en el capítulo de Lavado de Vehículos).

5.2 Acciones correctoras en función del Índice global

ÍNDICE GLOBAL < 60

Cumplir los requisitos del Real Decreto 865/2003 así como los especificados en la sección Fase de vida útil: Mantenimiento de la instalación.

ÍNDICE GLOBAL ≥ 60-80

Se llevaran a cabo las acciones correctoras necesarias para disminuir el índice por debajo de 60. Aumentar la frecuencia de revisión de la instalación: Revisión trimestral. Aumentar la frecuencia de control microbiológico a periodicidad mensual. Un ejemplo de posibles acciones se recoge en las tablas 5, 6 y 7.

ÍNDICE GLOBAL > 80

Se tomarán medidas correctoras de forma inmediata que incluirán en caso de ser necesaria parada de la instalación hasta conseguir rebajar el índice. Aumentar la frecuencia de control microbiológico a periodicidad mensual.

Aumentar la frecuencia de limpieza y desinfección de la instalación a periodicidad trimestral hasta rebajar el índice por debajo de 60. Un ejemplo de posibles acciones se recoge en las tablas 5, 6 y 7.

El mantenimiento y la limpieza es una parte esencial para la prevención de la legionelosis en toda instalación.

Por este motivo el índice de mantenimiento considerado por separado debe ser siempre ≤ 50.

5.3 Ejemplo de evaluación del riesgo de una instalación

Para la confección de este ejemplo se ha considerado un parque de atracciones acuáticas con las características que se describen en las tablas 9,10 y 11.

A partir de estos factores se calcularía el Índice global tal y como se muestra en las tablas 12, 13 y 14, aplicando a cada factor el valor asignado a su nivel de riesgo.

A la vista de este valor se deben considerar acciones correctoras para disminuir el Índice por debajo de 60.

Asimismo, tal como se expuso anteriormente el Índice de mantenimiento considerado por separado debe ser siempre ≤ 50. En este caso el Índice es 65 por lo que seria necesario actuar en este apartado.

Las acciones correctoras deberían estar encaminadas a reducir preferentemente el número de factores “ALTO” así como a potenciar el mantenimiento de la instalación y podrían ser, por ejemplo, los que se muestran en la tabla 15. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, a veces, no es posible actuar contra todos los factores.

Una vez realizadas las acciones correctoras el Índice global quedaría como se muestra en las tablas 16, 17 y 18:

Con la aplicación pues de las medidas correctora indicadas se ha conseguido reducir el Índice global por debajo del valor 60 y el Índice de mantenimiento por debajo de 50, concretamente a un valor de 0, lo que indica que aún sin realizar acciones correctoras estructurales, ni operacionales se ha reducido el índice global a 26,5.

 

ANEXO 1: REGISTROS

Se debe identificar la instalación y el responsable de la misma.

En principio el certificado de limpieza y desinfección de la empresa autorizada sirve como registro de estas actividades, no obstante recomendamos que se pueda registrar para mayor control en forma de tabla formando parte del libro de registro al que se añadirá el certificado. A continuación se detalla un posible ejemplo:

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